jueves, 1 de diciembre de 2011

-Capítulo 5

A Yala, que su nieta volviera al instituto, le parecía la mejor terapia para que la chica pudiera superar la falta de su abuelo. Para Yanet tampoco había sido nada fácil seguir sin su querido esposo, pero para la viuda hubo una motivación: ver a su familia feliz. Aunque Yanet no quería pensar que su nieta era egoísta en el fondo, en momentos como aquellos, se preguntaba por qué para Amanda no era una razón suficiente.

            -¡Ah! No me lo puedo creer -gritaba colérica Amanda para sí misma. Respiró hondo y cuando transcurrieron unos segundos fue capaz de reprimir la ira para enfrentarse cara a cara con su madre-. ¿Se puede saber que has hecho? No me creo que me hagas esto y...

            -Pero, ¿qué es lo que te he hecho? -la interrumpió Sandra. Estaba confusa y se sentía en parte culpable del delirio que estaba sufriendo su hija después de haber pasado una tranquila mañana con su suegra se había formado falsas ilusiones de una posible recuperación. Pero ahora podía ver en los ojos de la que había sido su niña que aquello no iba a ocurrir. En esos minutos escasos en los que la había visto sonreír no había visto en sus ojos alegría, puede que sí una pizca de vida al verse liberada durante unas horas de la amarga sensación de la pérdida, pero ahora podía ver en esos ojos castaños un sentimiento muy intenso, uno que devoraba a su camino todo lo existente a su alrededor... el reproche. La mujer se había aterrado al ver incluso algo de odio, pero había sido un sentimiento que Amanda pudo controlar, por lo que fue muy fugaz esa emoción que la había dejado sin aliento.

            -Aparte de haberme ocultado algo tan importante como... -no pudo acabar la frase- ¿Qué te crees que por ir al instituto voy dar saltitos de felicidad? ¿Es eso? No tienes ni idea -la voz le iba y le venía a su antojo y al final se convirtió en un chillido histérico.

            -No pienso eso, pero ¿qué pensabas? ¿Qué no ibas a volver al instituto a estudiar? Tenías... tienes una vida -Amanda estaba lo suficientemente perpleja como para no darse cuenta de la corrección-, y tienes que volver a seguirla y continuar con ella. Quieras o no irás al instituto -Sandra se esforzó para que su voz sonara fuerte y autoritaria pero a continuación suavizó su tono-. Me gustaría que no te mostraras muy difícil, sería más fácil para nosotros -había pasado a utilizar el plural para incluir a toda su familia.

            A pesar de su confusión a Amanda no le había pasado desapercibido ese sorprendente final. Así que con reproche dijo:
           
            -¿Así que lo único que importa al final es que para vosotros esta situación sea más fácil? La verdad es que no me sorprende.

         Ese comentario hirió en lo más profundo del corazón de Sandra. Después de todo lo que había hecho, de toda la comprensión que había intentado buscar durante el día y toda la sensación de derrota que había sentido en la noche pensando como lo iba a asumir todo a la mañana siguiente, ¿cómo podía tachar de egoísta a los que deseaban su bien?

2 comentarios:

  1. Buenass!! Me gusta tu blog^^
    Pasate x el mio momentosqueteatrapan.blogspot.com
    graxx^^

    ResponderEliminar